UN SOMBRERO DE PALMA

Le compré un sombrero para cuando se vaya a echar sus pulques. Se le ve bien, tiene la cabeza un poco grande pero si le entró. A mí me sirvió para cuidarme del Solesote de Corralero y a él para vestirse de aire campirano cada que se le antoje.

Tiene 42 años y apenitas cumplió 25 años de casado, en sus ojos se le nota el amor por su señora, las ganas de vivir y el orgullo que siente por sus chamacos. Apenas se le recibió una ingeniera, y si vieran cómo se le llena todo el cuerpo de orgullo cada vez que mira la foto de generación de la susodicha con toga, birrete y todo el demás numerito.

Ha andado derechito por la vida, lo más derecho que puede andar un hombre que tuvo que vender periódicos para comparse su uniforme de la escolta en la primaria; que vio cómo ese señor grandote y de manos gigantes, su padre, golpeaba a su mamá por cualquier cosita; que tuvo que convertirse en padre de familia a los 17 años; que experimentó la desesperación del desempleado y que ahora, sólo puede sentirse agradecido y feliz por todo lo que le ha dado la vida.

Ese es mi pá, quien apenas ayer me dijo: "Ya hubiera querido tener yo los pantalones que tuviste para irte de viaje sola sin saber ni dónde llegar".

Que ese Señorón me haya dicho que tenía pantalones, es el halago más significativo y más bello que he recibido en toda mi vida.

Mi historia con él es larga, un cuarto de siglo en el que han ocurrido cosas chistosas, agradables, fuertes, etc, etc. Ojalá pueda plasmarlas aquí más adelante. Por lo pronto, solo puedo sentirme bendecida por Dios (una vez más) por haberme elegido un papá como el mío. ¡Me rayé!

2 comentarios:

Oskar dijo...

Me gusto tu escrito porque encontre en él, un sentimiento especial... bien.. ademas me encanta ese estilo costeño... visita http://interludio2.blogspot.com

Bob dijo...

no se ni como te encontré, pero me impresiona como escribes, por favor dejame seguirte.