La punta de la lengua sueña dibujar el tímido contorno de tus labios; el filo de los dientes, sacarte el alma a mordidas por la boca; la cara oculta de los muslos, cobijarte mientras habitamos el lado oscuro del espejo; el lecho entre las caderas, trasladar tu savia hasta las nuevas hojas; las plumas de mis alas, subir contigo al lugar donde no hay papeles ni firmas que acrediten la posesión del sol.