She is

Hay una mujer que quiero entrañablemente, es trabajadora, risueña, noble, servicial; hace dos años descubrió que su esposo le era infiel y cayó en una profunda depresión, enfrentó al hombre y éste le rogó que lo perdonara; ella lo perdonó y le advirtió que no le volvería a pasar algo así. Actualmente siguen juntos y creo que ya está recuperándose.

Hemos coincidido, y se les echa de ver que se quieren, él la apapacha, ella sigue igual de risueña. Yo la veo y me pregunto si todas las mujeres que se relacionan con hombres están destinadas a "aguantar y perdonar", me pregunto si decidir no "aguantar y perdonar" ningún hecho que violente la salud mental-emocional-física de una mujer la condena a no tener pareja del sexo masculino, me pregunto si anteponer el amor propio genera animadversión en aquellos con quienes nos relacionamos, y si eso, en consecuencia, nos priva de amor.

Como bien sabrán, en el pasado viví romances de telenovela y al día de hoy llevo varios años sin una pareja estable; tal vez en unos años sea como esa tía de carácter fuerte y con billete que a sus casi 60 años sigue soltera porque rechazó muchas propuestas de matrimonio pues consideraba a los tipos poca cosa para ella; francamente sería un buen final para mí: ser la tía rica, líder y enojona a la que todos respetan porque nunca ocupó de un fulano para salir adelante.
Me da mucho oso leer lo cursi de mi escritura, los lugares comunes en todas mis publicaciones; luego se mira mi formación con el melodrama televisivo. Tal vez el hecho de que hasta la fecha sea tan ridícula se debe a que he abrevado básicamente de las telenovelas y el patriarcado, me leo absolutamente heteronormada he invadida con el virus del amor romántico.

Es cierto que tuve una relación problemática pero viéndolo a la distancia (no mames que ya pasaron 9 años) me doy cuenta que yo era la del pedo, con mi pinche actitud de eterna víctima y protagonista sufrida. Cómo me gustaría regresar a ese año y decirme "morra estás bien pendeja, déjate de mamadas, ponte a trabajar y abre a ese puto alv ". Pero no pasó eso.

Hoy estoy en el polo opuesto, si algo me molesta de algún wey lo despacho, nadie me gusta lo suficiente para intimar, todos los weyes que conozco en mi entorno inmediato me parecen muy feos, muy pendejos, muy frívolos, muy mamones, muy gatos, muy naquitos, muy poca cosa, muy aburridos, muy ignorantes, muy machistas, muy ridículos, muy misóginos, etc., etc.

De hecho, se ha agudizado mi prejuicisionismo y tiendo a etiquetar a las personas, creo que tengo el síndrome de la intolerancia crónica. Quienes me conocen, afirman que me he vuelto enojona y amargada, dicen que antes era alegre y risueña. No me importa lo que digan los demás pero admito que al hacer una lista de las personas que quiero y me quieren sólo aparece mi círculo familiar de primera línea. 
Unas primas hermanas tuvieron babyshower, críos, bautizos y yo no me aparecí en ninguno de esos momentos, tengo sobrinas que no he visto en más de un año, ya va para dos años que no salgo con mi BFF y creo que la última vez que salí de ladies night fue en el año de 2015.

Les voy a confesar algo muy fuerte: la última vez que tuve un date fue en 2016 y ya no sé ligar; en mi mente todo hombre que conozco es machista misógico y por lo tanto pendejo y violento hasta que me demuestre lo contrario.

Bueno antes no era feliz, ahora tampoco lo soy pero puedo afirmar que por lo menos estoy un poco menos pendeja que antes.