DE Madrugada

Hasta los gallos están confundidos con este horario de verano. Pero yo, con horario o sin él, me encuentro permanentemente confundida. Hoy, a estas horas, me queda como anillo al dedo aquel estribillo que dice: "No soy de aquí, ni soy de allá, no tengo afán ni porvenir". A veces resalta en mí este pasado racista, al fin y al cabo hija de familia de ciudad.

¿De dónde vengo? ¿Cuál es mi pasado prehispánico? ¿A qué pertenezco? ¿A la retórica imposible de hacerse factible, al universo de seres apesadumbrados que caminan y leen pensando en cosas sin sentido, a los títeres de plastilina, a los caminos de humo que manejan a su antojo los vientos del norte?

Pero si yo pertenezco al sur, ¿qué hacen mis acciones tirando hacia el norte? ¿o es entonces que pertenezco al norte y la azarosa fortuna me colocó en el sur? ¿por qué no mejor me tiro al suelo para dejar de respirar mientras escucho en la tele la cobertura completa del escándalo más escándaloso de los famosos y dejo de hacerme estas reflexiones que no me llevan a ningún lado porque el discurso se hace cenizas de la voz a la práctica? ¿por qué no me conformo con mi ignorancia provocada por mis acciones absurdas? Es más bien que me gusta flajelarme con mi indecente indecisión.

A veces arde más que otros días.

¿Exísten cosas por las que se deba sentir júbilo? Tal vez sí, creo que yo lo he experimentado pero siempre una realidad humana opaca las ganas de seguir viviendo en ese júbilo. Ay Silvio, a mí ya se me cayó el porvenir.

¿Qué habrá detonado el ímpetu de los alzados? Creo que el dolor porque si no permites que el dolor te carcoma puedes hacerte un alma chingona. Pero naaa, mi personalidad de sumisa mujer cincuentona me impide ser un alma chingona. Esto ya chingó a su madre. Ay OGT´s desvarios que me sacuden 360 grados. Puta madre, siempre regresamos al principio.

Perdónenme la insistencia, pero carajo, este país está de la super verga: explotación laboral, corrupción gubernamental, racismo, impunidad, injusticia social, egoísmo y todo lo demás que ya conocemos todos, lo que vemos a diario de camino a ningún lugar. Ojalá con estas palabras se me desapareciera un poco esta pesadumbre. Y yo aquí, tan pasiva.

Me ha quedado ese sabor a cigarro apagado que no me gusta. Y de esta boca con pestilencia a tabaco concluído, se me salen a borbotones las maldiciones. Creo que todavía no me tocaba nacer.