Flujos mentales

Hoy no convoco a los lectores, hoy solo espero que una me lea: la más necia y amargada: yo.

¿Ya oíste? Es la noche que está respirando. Se pone a suspirar estruendosamente hasta llenar sus hermosos pulmones de nube porque sabe que nadie la escucha. No, ya nadie la escucha mas que los enamorados pero... yo no he visto enamorados últimamente, y si me los llego a encontrar les huyo o me volteo porque esa especie no me nada de confianza. Por eso la morena suspira tan a sus anchas, porque cree que nadie la escucha. Me pregunto qué la hará suspirar.

Pa´mí que suspira por cosas de amores. Pa´mí que está bien enamorada del Sol, pero claro, este le huye. Cuando ya están por encontrarse él va y se esconde atrás de esos cerros; la otra llega corre y corre toda agitada a ver si lo alcanza pero... nunca lo ha visto de cerca, nunca ha sentido su calor. ¡Pobrecita noche, tan bonita y tan entristecida!

¿Qué se sentirá ser noche?

No sé lo que se siente ser noche pero sí sé lo que se siente ser yo. Aquí estoy, presa del tedio y la costumbre apelando a la fluidez de mis pensamientos sin que estos respondan bien. Ahora que me acuerdo, ya van varios días que no me responden bien.

A veces creo que mi cerebro, que mis ideas en sí, ya caducaron. Pasó como con la lata de atún olvidada en la alacena: paciente y cerrada esperando entre paquetes de harina y bolsas de frijol, que se acuerden de ella para formar parte de algún deliciosos platillo, pero cuando al fin alguien se acuerda de ella ya resulta inservible y solo sale para ir al bote de basura.

Me pesan los ojos, escribo con dificultad... algo húmedo y ligero cayó en mi muñeca... no es nada más que agüita salada... ¡Ahh, se me salió de los ojos!

¿Es esta agüita la consecuencia de este retumbo en este pecho? ¿O será que es nomás el ojo que se está limpiando?

Yo creo que es lo segundo porque hoy el aire estaba muy sucio: gases pestilentes, palabras contaminantes, miradas tóxicas, sonrisas repulsivas, presencias asqueantes (tanto, que si no me alejo me vomito) ¡Qué bueno que el ojo se limpia de tanta inmundicia!

¡Qué abusada la natura!

Murió el maestro José Luis Martínez


La noticia la supe a las 18:10. En El Universal minuto por minuto apareció: el maestro José Luis Martínez había muerto solo unas horas antes de que entrara el equinoccio de primavera. Extrañeza, asombro, ansiedad por decírselo al mundo, a mis compañeros a mi maestro.

Quién era José Luis Martínez.

Era un hombre erudito, apasionado, lector incansable, pero sobre todo, hombre comprometido con las letras mexicanas. Maestro y alumno, heredero directo del maestro Alfonso Reyes, historiador, admirador del poeta Netzahualcóyotl, perfecto prosista, curador de la literatura mexicana. José Luis Martínez es una referencia indispensable para el campo literario mexicano.

Su muerte hace evidente, una vez más, que la inmortalidad se logra a través del trabajo, del trabajo bien logrado porque su cansado cuerpo de 89 años de edad se va a descansar pero su vasta obra seguirá contribuyendo para establecer el peso específico de la literatura mexicana:

“Si vuelvo la vista a mi propio pasado, a partir de aquellos remotos años a finales de mis treintas y a lo largo de 1940 en que me inauguraba, encuentro que objetivamente algo he hecho en el campo de los estudios literarios, aunque mucho menos de lo que cada vez hubiera querido hacer. De mis numerosos años de vida, más de la mitad están dedicados a los estudios mexicanos”. Decía en un discurso de agradecimiento durante un homenaje en Bellas Artes.

Hoy los libros no leídos me han pesado, las ausencias de palabras en mis ojos me han abochornado frente a este hombre que tiene una de las bibliotecas más impresionantes de la historia. Pero al mismo tiempo, me he sentido muy orgullosa pues, a pesar de que las malas lenguas dicen que los mexicanos no leemos, este gran hombre se consagró a las letras y con ello contribuyó para despertar en futuras generaciones esa pasión desbordante por los libros.

Descanse en paz el maestro José Luis Martínez, inspiración y ejemplo para muchos de nosotros.

VI Encuetro de Creadoras de Sueños y Realidades.

Hace algunos días la calurosa ciudad de Hermosillo se impregnó de un aroma maravilloso y se pintó de colores varios; hace algunos días por las calles sonorenses desfilaron mujeres de diversas tierras, reunidas ahí para dar comienzo al VI Encuentro se Creadoras de Sueños y Realidades.

Se hicieron presentes las de México, las de Colombia y las de Argentina quienes dieron a conocer su cultura, su sabiduría, la destreza de sus manos, los bordados de sus ropas, los trenzados en sus cabellos y la palabra de sus pueblos.

Cuatro días fue un tiempo ridículamente corto para mostrar la vastedad multicultural de México y el mundo, pero había que establecer un lapso, porque la brevedad de nuestro paso por la Tierra nos obliga a hablar de tiempos.

Había palabras en lenguas sonoramente hermosas que eran construídas en forma de canto y de poesía; también se apreciaron imágenes que mostraban la exhuberancia de los pueblos y que lograron ser perpetuadas gracias a la cámara de foto; pinturas con colores vibrantes; esculturas que dejaban ver los caminos que recorrío la hábil mano que las creó; bordados exquisitos que reflejaban la paciencia y el cuidado femeninos; videos que la hacían de ventana al interior de las comunidades; pero sobre todo, lo que se dejó ver en este sexto encuentro fue el talento y la fortaleza de los pueblos originarios manifestada a través de sus mujeres.

Ellas vendiendo, ellas hablando, ellas cantando, ellas sin ellos; ellas solas enfrentándose al exigente público, al marchante que quiere una rebaja, a los que las veían como algo raro, exótico y fotografiable; ellas lejos de su hogar, ellas cada vez más fuertes mostrando lo que algunos han llamado el arte indígena.

Al final, entre ellas se reafirmó un vínculo originado hace ya varios años y se robusteció el conocimiento y la creatividad pero sobre todo la hermandad. El regreso a sus comunidades, bendecido en una ceremonia seri, representa una labor de difusión para dar a conocer todo lo que allí se vio y para reforzar la producción artística en sus pueblos.

Ya se verán las caras el próximo año para mostrar sus realidades y hablar de sus sueños.




MUJER INDÍGENA.
Conocí de tí mujer indígena
el significado de tus metáforas,
la importancia de tus luchas,
el valor de tu palabra.

Supe de tí mientras admiraba
el ritmo de tu contoneante falda,
tus colores,tu sensual sonrisa,
la majestuosidad de tu cuerpo
revestido con encanjes y mantas bordadas,
la belleza de tus cabellos adornados con flores y listones.

¡Oh mujer indígena!
Brillas más que el oro de tu filigrana,
tu aroma es más exquisito que el del barro humedecido,
tu voz es más dulce que la panela recién elaborada,
eres más fuerte que el grano de maíz maduro,
y más hermosa que el campo verde meciéndose al viento.

Me he enamorado de tí mariposa de la sierra,
espuma marina, viento de la montaña.
Me he enamorado perdidamente y
Solo ruego poder verte mañana.