Qué sera de ti.

Qué será de ti
necesito saber hoy de tu vida
alguien que me cuento sobre tus días.
Anocheció y necesito saber.

Que será de ti
cambiaste sin saber toda mi vida
motivo de una paz que ya se olvida
no sé si piensas tú en mí como yo en ti.

Ven que esta sed de amarte no hace bien
yo kiero amanecer contigo amor
te necesito para estar felíz.

Ven que el tiempo corre y no se para
la vida nos está dejando atrás
yo necesito saber qué será de ti.

Qué será de ti
cambiaste sin saber toda mi vida
motivo de una paz que ya se olvida
no sé si piensas tú en mi como yo en ti.

Ven que esta sed de amarte no hace bien
yo kiero amancer contigo amor
te necesito para estar feliz.

Ven que el tiempo corre y no se para
la vida nos está dejando atrás
yo necesito saber que será de ti.

Aún me haces falta.

Re-Generando.

Parece como si el corazón se dividiera en dos núcleos:
uno que tiende hacia el sur
y el otro que camina hacia el centro.
Son dos fragmentos de un todo
que se bifurca en alguna parte del camino.
Son las reminicencias del pasado
y la construcción del presente.

El primero es muy frágil, tanto como la membrana de mi himen;
al segundo lo fortalezco con las contracciones de mi orgasmo.
El primero fue superficial... y breve,
el segundo se queda adherido a mi piel por varios días.
El primero fue el reflejo de un espejismo
y el segundo es el placer de lo tangible.

Uno fue, el otro es;
uno era, el otro está.
Por eso, porque el corazón
es un tejido regenerable,
puedo afirmar que no está dividido
sino que se escuentra regenerando
ese pedacito que alguien le arrancó haría cosa de un año.

De la desilusión.

Pues se me cayó la venda de los ojos, me usaron como clavo y yo me creí que me amaban, continuaron con la mentira para ver hasta cuándo abría los ojos pero tardé casi un año, me enamoré con lo poko que me ofreció ese hombre, me sacrifiké gustosamente, pasé por encima mío para hacerlo feliz y eso me ha costado lágrimas y desesperación; ahora sólo puedo seguir caminando y sobre todo esperar a que ya no me lleguen los espejismos y si nunca llega el amor verdadero pues q no sufra tanto.

Pero esto sólo podía pasarle a alguien como yo, el celibato de 5 años valió madres porke me super enamoré sin conocerlo realmente, está con otra, una que nisikiera se atrevía a mirarme a los ojos y ahora ya sé porke. ç

No keda más que olvidarme de eso y seguir adelante, o de plano tirarme al metro para aliviar este dolor.

Lebian de leche.

Ella es Lebian, la mujer de los ojos azules y el cabello cobre como los tubos de gas que garigolean por su vecindad. Es trigueña pero transparente, eso hace que sea presa fácil de los usurpadores de almas.

Ella ve en sus manos casancio y resequedad. No hay cremas para esa aridez en su piel y mucho menos un bálsamo que humecte su marchito corazón, ahora se sabe desierto, ningún brujo lo puede remediar. Pero es Lebian, la de los ojos azules y el cabello color cobre.

Lebian se tranformó y regresó a la normalidad en tres semanas, las más intensas de este año y las que la han marcado por el resto de su vida. Lebian pudo haber sido madre pero dejó de serlo en esas tres semanas.

Por vez primera entendió que, siendo mujer, podía tener hijos. Sintió cómo sus pechos empezaron a llenarse de leche y su breve cintura se hacía ancha, sintió cómo sus caderas se hicieron más gordas y el cansancio la alcanzaba apenas unos escalones arriba del suelo. Sabía que las ancianas se daban cuenta si una mujer estaba preñada con sólo mirarle los ojos, por eso bajaba la vista cuando una vieja astuta le pasaba de frente, ni qué decir de su abuela, una mazahua experta en yerbas a quien no se le paró enfrente después de un mes.

Cuando lo supo: una sonrisa y la emoción de la primera vez, se sintió más mujer que otras, se sintió inmune, cómo superior a los otros; acarició su escazo abdomen y empezó a imaginarse cómo sería su hija (por alguna razón tenía la certeza de que era niña) se preguntaba si sacaría sus ojos o los de su padre, si tendría el cabello cobrizo o negro como la noche. Planeó cómo la educaría, de qué le hablaría, qué arrullos le entonaría y también pensó en la primera vez que alguien le diría mamá. Lebian sería madre.

Pero ese sueño se desvaneció al día siguiente. No podía ser madre a los 17 años, con una montón de flores que cortar por delante, con innumerables cuentos que inventar así que decidió dejarlo para después. Recurrió a los expertos para que no hubiera problemas que lamentar, pero los expertos la despreciaron y la tacharon de "irresponsable"; fue con los defensores de los derechos femeninos pero no encontró respuesta porque era puente y todo se suspendía hasta el martes; investigó y supo de una medicina que le curaría ese dolor de panza pero la demanda la había subido de precio; buscó el dinero por uno, dos, tres, cuatro días y nada, parecía que la medicina no estaba a su alcance a pesar de que ahora las leyes la "amparaban".

Él la apoyó desde lejos, no podía verla por el trabajo, por la distancia, por que sus padres (los de ella) no se dieran cuenta, al menos eso es lo que él le dijo muchas veces. La ayudó a conseguir el dinero pero ella fue la responsable de pagar esa deuda. Al fin pudo ir a comprarla pero ahora, sólo 5 días después, estaba más cara. Fue a varios expendios pero o estaba al mismo precio o estaba más cara. Cada que la pedía, los encargados la veían con gesto de reproche, la examinaban descaradamente y se miraban entre ellos como intercambiando insultos para ella. En uno de esos lugares el señor de los medicamentos le dijo: "si la quieres para lo creo que la quieres yo puedo venderte las pastillas sueltas" al tiempo que la miraba lascivamente sin disimulo. Ella salió corriendo y con el llanto intenso siguió caminando en busca de la cura.

Lebian fue sola a todos esos lugares, sola entre las calles, caminando bajo el inclemente Sol de marzo se sentía relegada por todos, observada, juzgada y sola, sola como nunca antes. Su débil corazón fue sometido a un inmenso dolor, por eso envejeció.

Después de todo el viacrusis consiguió la medicina en un expendio muy modesto atendido por un muchacho que usaba lentes de fondo de botella. Regresó a su casa y con una máscara de cansancio subió a su cuarto. Entre libretitas, almohadas, lámpara, colcha y bolsitas de Hello Kity se aplicó el remedio. Se quedó acostada porque ese era el procedimiento y al poco rato los dolores en su vientre la hacían abrazar a sus peluches, el olor a fresa de sus muñecos más predilectos la acompañaron cuando su ropa interior pasó de rosa a roja, lo cual indicaba que el proceso iba bien.

Ahora las cosas se asentaron pero ella ya no es la misma. Ya sabe lo que se siente ser portadora de vida y quiere tener un hijo pero que no sea niña para que no sufra lo que ella ha sufrida.

Hace unos días, mientras comía con su padres, derramó sin querer la salsa de mango que acompañaba su carne. Su padre la miró tiernamente y le dijo: "ay hija, nunca aprendes, sigues siendo una chiquilla". Lebian sonrió.

La negrita guapachosa.

HOY ESA SOY YO.

¡ ÉCHALE PRIMO !

Soneto XVII

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.

Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,

sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.

Pablo Neruda (1959).

Tejedora de esperanza: la vida.

Parece que aún hay una esperanza. Los proyectos se plantearon, no sé si fructificarán pero como las palabras me embelesan fácilmente hoy me he puesto contenta.

Del amor mejor ni hablamos. Las cosas están dichas aunque no explícitamente. El sentimiento no se borra pero no me asusta porque es muy pronto.

El Yi Chang ha hablado y yo... le creo.

Op. cit. De pronto parece que la aluminada llegará.

Verdades dolorosas.

Hoy pasó, porque me esforcé, que encontré fragmentos de su pasado en mi presente. Las palabras que ahora son para mí eran para alguien más, las mismas palabras. Me estremecí por dentro y se me manifestó por fuera. Es el mismo pero sin aquella y conmigo.

Siento celos del pasado suyo que se me apareció en esas cuatro paredes. Las mismas que nos han visto amándonos y que sé también los vió a ellos. No soy algo especial y eso está bien cuando el sentimiento es equivalente, pero este no es el caso.

Al tiempo que iba viendo las evidencias, mi razonamiento me hacía saber que ese pasado sigue presente porque él así lo desea. Momentos que seguramente él añora y de los que no desea desprenderse. ¿Por qué está conmigo?¿Por qué ya no está con ella? Pero sobre todo quisiera saber por qué la vida me lo puso enfrente para que me enamorara irremediablemente.

Este dolor de saber que no soy la primera cuando él si lo es para mí me hiere hondo. Que maligno el Dios que me lo obsequió para experimentar el amor y luego quitármelo lentamente.

¡Qué astucia la suya al torturarme con la mentira de un amor correspondido!

Carta de amor.

Hoy te extrañé, te pensé más que otros días. A mí vinieron las sensaciones de nuestros encuentros y me pregunté por qué la insistencia de traerte conmigo a todos lados. No tuve que analizar mucho para saber que ese pensamiento recurrente es provocado por el amor que ahora se manifiesta para tí a través de todo mi ser.

Perdóname si no te suelto pero esque... estoy enamorada. En serio, perdona mi necedad de aferrarme a tí a través del pensamiento, de este necio pensamiento controlado por mi no menos necio corazón. Ahora ambos te pertenecen. Por favor, déjame ser cursi... esque estoy enamorada. Tercos, no paran de mencionarte.

Te extraño. Quiero verte pronto, abrazarte. Ven, quiero que me beses. Acaríciame. Quiero probar tu saliva en la piel de mis labios o mi cuerpo. Necesito humedecerme con tu humedad. TE AMO. Quiero hacerme agua entre tus brazos, sentir tu calor junto al mío, mirar de cerca tus ojos cerrados cuando me besas. Ven para cobijarte de la tempestad. Te necesito hablándome quedo al oído para que sólo tú y yo nos enteremos.

Vuelve pronto mi amor.