Anónimos en la oscuridad.

Hace poco unos brazos ajenos me acariciaron,
la lengua de un desconocido entró en mi boca
y su excitación se restregó en mi cuerpo.

Todo pasó hace unos días
cuando me puso contra las cortinas cerradas de los negocios del centro.

Todo pasó porque mi cintura, mis nalgas,mi boca y mis pechos
estuvieron dispuestos, en celo.

Ahí, con la dilatación en los ojos y en el sexo,
íbamos a poseernos amistosamente de no ser por el rumor alcoholizado
acercándose hacia nosotros.

No hay nada mejor para conocer a alguien
que involucrarlo en onanismos eróticos.

Hoy, ya nos conocemo un poco mejor,
aunque no es seguro que volvamos a vernos.

No hay comentarios: